Vivimos inmersos en la búsqueda de lo absoluto, lo que nos mueve es en definitiva un pensamiento único basado a la vez en la producción. Nuestra felicidad depende del hilo del puesto de trabajo hasta tal punto que se convierte en rutina, vivamos pues la deriva y perdámonos en un laberinto lleno de sorpresas e ilusión.
Martíllopis
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